En el Paraíso, Eva tiene ganas de marcha. Le hace la rosca a Adán.
-Anda, Adán, hazme un poquito de caso...- le dice cariñosa.
-No me molestes, Eva, ahora no. Me duele la cabeza.
-¡Bueno, puesto que no quieres hacerme este favor, me voy y al primer elemento masculino que encuentre, me lo tiro...!
Va andando y se encuentra con un diplodocus. Eva se tira al suelo boca arriba espatarrada y le pide al Dino que le haga ñacañaca. Este, horrorizado:
-¡Pero qué me pides, Eva!. ¡Yo soy un dinosaurio, y solo me acoplo con hembras de mi misma especie!
Ella se enfada tanto que le arranca los cataplines. El diplo se va corriendo despavorido.
Luego Eva encuentra a un gorila enorme. Le dice lo mismo que antes.
-¡¿Pero qué te pasa, loca,? yo soy un gorila decente, y solo hago eso con hembras de mi especie. No, no.
Entonces Eva se pone furiosa y le arranca con gran fuerza y con una sola mano todos los pelos del culo.
Está decepcionada. Se sienta triste a orillas de un lago y encuentra un pez. Lo coge y lo usa. Por fin se queda tranquila.
Así se explica por qué desaparecieron los dinosaurios, por qué los gorilas tienen el culo pelado... pero nadie sabe a qué olía el pescado ANTES.
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