Era un señor preso en la cárcel en la cual, todo lo que entraba y salía de ella era minuciosamente registrado.
Un día la esposa del preso le mandó una carta a su marido en la cual decía:
Contesta el marido:
-No vayas a escarbar nada, querida, porque en la huerta están enterradas todas las armas que escondí.
Luego de tres días Lorenzo le vuelve a escribir una carta a su esposa:
-Querida, supongo que la policía ya fue a la casa a buscar las armas, y escarbó todo el patio, ahora ya puedes sembrar las papas.
Una vez en una cárcel un preso le dijo a un gendarme:
-Oiga, mi gendarme, anteayer dejé mi cepillo de dientes en la cama y me lo robaron. Ayer dejé mi peine en la cama, y otra vez me lo robaron, y hoy resulta que dejo mis calcetas, y también me la robaron, ¿Sabe de lo que sospecho?
Y el gendarme dice:
-No, ¿De qué?
Entonces el preso le responde:
-Pues empiezo a sospechar que aquí en la cárcel hay ladrones.
Están dos presos y uno le dice al otro:
-Te tengo una noticia buena y una mala.
-Dime primero la mala.
-Es que mañana van a fusilar a uno de los dos.
-¿Y la buena?
-Es que ese no soy yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario