Caleidoscopio
Un caleidoscopio (del griego kalós bella éidos imagen scopéo observar) es un tubo que contiene tres espejos, que forman un prisma
triangular con su parte reflectante hacia el interior, al extremo de
los cuales se encuentran dos láminas traslúcidas entre las cuales hay
varios objetos de colores y formas diferentes, cuyas imágenes se ven multiplicadas simétricamente
al ir girando el tubo mientras se mira por el extremo opuesto. Dichos
espejos pueden estar dispuestos a distintos ángulos. A 45º de cada uno
se generan ocho imágenes duplicadas. A 60º se observan seis duplicados y
a 90º cuatro. El caleidoscopio es también muy conocido por el
teleidoscopio, pero no hay relación entre ambos. Aunque lo más común es
que esté integrado por tres espejos, también puede construirse un
caleidoscopio con dos, o más de tres para conseguir distintos tipos de
efectos.
El caleidoscopio moderno fue inventado en 1816 por el físico escocés David Brewster, quien tramitó la patente correspondiente en 1817 pero nunca gozó de una remuneración.1
El ritmo de venta fue enorme, pero la facilidad de fabricación fomentó
las imitaciones y réplicas, y en poco tiempo, otros empresarios
comenzaron a recibir ganancias vendiendo cientos de miles de ejemplares.
Es uno de los juguetes más conocidos del mundo y uno de los más apreciados por su efecto óptico. En palabras de Peter Mark Roget, "En la memoria del hombre, ninguna invención y ningún trabajo, ya sea dirigido a la imaginación o al entendimiento, jamás producirá un efecto como tal."2
Es uno de los juguetes más conocidos del mundo y uno de los más apreciados por su efecto óptico. En palabras de Peter Mark Roget, "En la memoria del hombre, ninguna invención y ningún trabajo, ya sea dirigido a la imaginación o al entendimiento, jamás producirá un efecto como tal."2
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