Los que van a viajar a Mallorca esta Semana Santa estarán más orientados y podrán degustar estas exquisiteces en cualquier pastelería o panadería, pues las venden un poco por todas partes.Las empanadas se pueden comer en cualquier época del año, pero antaño solo las hacían en esta semana. A mí las que más me gustan son las de pasta dulce y cordero, pues el contraste de sabores es realmente fenomenal. Las hay que no son de pasta dulce (lisas, las llaman) y de relleno de cordero, cerdo, guisantes, pescado... que también son muuuy recomendables.
Los crespells, junto con los enormes confites blancos de este tiempo, son mis dulces preferidos. Los primeros son de claro origen judío, y muchos tienen la forma de la estrella de David.
Los rubiols son como unas empanadillas grandes dulces y rellenas de cabello de ángel, y espolvoreadas con azúcar. Son dignas de probarse también.
Los confites, los típicos que antes (ahora se han vuelto más rácanos) era costumbre que todo nazareno que se preciase llevase en los bolsillos para obsequiar a los niños conocidos, los verdaderos son enormes, y hay que ir con cuidado al comerlos de no saltarse un empaste, o lo que es peor, ahogarse si se tragan. Cuando era pequeña los roía con fruición, pero ahora soy más prudente y los hago pedazos previamente con un martillo. También hay que decir que antes eran aún mas grandes. Es azúcar, pero está riquísimo.
Abstenerse de todo lo anteriormente citado gente que quiera adelgazar con vistas a lucir tipo en verano.
La procesión más bonita es la de Pollença el Viernes Santo, El Devallament, que quiere decir bajada. Las demás psé. Y es que estoy acostumbrada a las sevillanas, y no hay color.Aquí critican la Semana Santa de Sevilla,que dicen que es muy poco seria ( y es verdad, pero los mallorquines son el polo opuesto a los andaluces) pero es una maravilla, con perdón. Yo como musulmana no creo en estas cosas, que son pura idolatría, pero me emociono hasta las lágrimas. Sevilla por esta epoca está hecha una preciosidad. Y se mezcla el olor del azahar de los naranjos de las calles con el del incienso y la cera, y es que es un colocón. Y si has bebido manzanilla y comido soldaditos de Pavía en algún bar con buena compañia, puede ser un trip tremendo. Lo bueno es seguir de cerca un paso (cosa que en Mallorca no está permitido) y es estupendo cuando se para para escuchar alguna saeta (en Mallorca no están permitidas)y luego el capataz de la orden de levantar de nuevo el paso al grito de: ¡"A esta es"!. Es emocionante oír el tintineo de las cadenas de plata contra los varales, el olor de los flores mezclada con el sudor y las blasfemias de los costaleros...hay que estar allí para comprenderlo, y tener algo de sangre andaluza, pues hay gente que sale completamente escandalizada. En el Partido tengo compañeros andaluces ateos, pero ¡que no les toquen la Semana Santa!. Es incomprensible para muchos pero no para mí.Es una experiendia místico-pagana única en el mundo.-
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