Lo requerido, es que el bien abarque todo el mundo. Si el mismo Corán nos prohíbe que el odio a ciertas personas nos lleve a no ser justos con ellas, también la enemistad que tenemos con alguna gente, no nos debe llevar a no tener compasión con ellos y no hacerles el bien. Es cierto que el creyente es un ser humano compasivo con todas las criaturas de Dios, aunque le declaren la enemistad y le perjudiquen.
Se relata en un dicho del Profeta (las bendiciones y la paz de Dios sean con él): “No entrará al Paraíso sino un compasivo”, dijeron: “¡Oh Mensajero de Dios! Todos somos compasivos” dijo: “no es la compasión que tiene uno con sus compañeros, sino que es la compasión a todos”.
El musulmán no debe dejar de hacer el bien a una persona que no sea de su religión, de manera que sólo ofrezca su ayuda y el bien al musulmán como si el incrédulo no se mereciera la compasión..., esto es un error. Es cierto que el incrédulo vive bajo la sombra de la soberanía de Dios, come de Su provisión y no está privado de su bien. Y esto es hacia lo que el Corán se dirige en cuanto al comportamiento con los no musulmanes: hacerles el bien y ser justos con ellos, mientras sean pacíficos y no nos muestren su enemistad. Dice Dios: “Dios no os prohíbe que tratéis bien y con justicia a los que no os hayan combatido a causa de vuestra creencia ni os hayan hecho abandonar vuestros hogares. Es cierto que Dios ama a los equitativos” (60;8).
Dice Dios describiendo a los virtuosos de entre sus siervos: “Y daban de comer, a pesar de su propia necesidad y apego a ello, al pobre, al huérfano y al cautivo” (76;8). En aquella época, el cautivo era de los asociadores, pero Dios elogió a los que le dan de comer y no lo dejan sufrir por hambre, sed u otra cosa. Se supone que este cautivo era una persona que estaba luchando en contra de ellos y cayó como cautivo, pero ello no le priva de su derecho a la comida, bebida y un trato, como se merece un ser humano.
El musulmán no se limita a hacer el bien al ser humano, sino que también lo hace con el animal. Es compasivo con los animales que usa para labrar, regar, ordeñar y la reproducción, con las aves de corral que posee para aprovecharse de sus carnes y huevos y tiene compasión con los demás animales como los perros y los gatos.
El musulmán no se limita a hacer el bien al ser humano, sino que también lo hace con el animal. Es compasivo con los animales que usa para labrar, regar, ordeñar y la reproducción, con las aves de corral que posee para aprovecharse de sus carnes y huevos y tiene compasión con los demás animales como los perros y los gatos.
Se relata en un hadiz (dicho del Profeta) (las bendiciones y la paz de Dios sean con él): “Temed a Dios y sed compasivos con estos animales que no pueden hablar. Montadlos cuando estén en buenas condiciones y comedlos cuando estén sanos” y relata Abu Huraira (que Dios se satisfaga de él) que el Profeta (las bendiciones y la paz de Dios sean con él) dijo: “Un hombre caminaba sediento y encontró un pozo, entonces bajó y bebió. Al salir vio un perro jadeando y lamiendo la arena por efecto de la sed. Se dijo: este perro ha llegado a un grado de sed como el que yo padecía. Entonces, bajó al pozo nuevamente, llenó su bota de agua y agarrándola con la boca pudo subir y salir del pozo para dar de beber al perro. Dios se lo agradeció y le perdonó todos sus pecados..
Dijeron: ¡Mensajero de Dios! ¿en hacer el bien a los animales hay recompensa? Respondió: En cada ser vivo hay recompensa”, es decir que cuando haces el bien a cualquier ser vivo, tienes una recompensa junto a Dios.
También cuenta la tradición que una mujer dejó morir de hambre y sed a un gato que se había quedado encerrado en una casa y que fué al infierno por este motivo.
El Profeta amaba profundamente a los animales y sentía gran compasión por ellos. Claro que había sido guía de caravanas, y los conocía bien. Ya desde joven estuvo entre camellos, caballos, perros, ovejas...animales todos ellos que acostumbran a seguir a los caravaneros.
Es obligatorio para todo buen musulmán, que si tiene que sacrificar a un animal -por ejemplo, en la Fiesta del Cordero- lo haga rápido y bien, de modo que el animal sufra y se estrese lo mínimo. Además, los musulmanes creen que los animales tienen alma y también van al Paraíso. (Esto lo creo yo desde pequeña, y mucho antes de conocer el Islam...)
Dijeron: ¡Mensajero de Dios! ¿en hacer el bien a los animales hay recompensa? Respondió: En cada ser vivo hay recompensa”, es decir que cuando haces el bien a cualquier ser vivo, tienes una recompensa junto a Dios.
También cuenta la tradición que una mujer dejó morir de hambre y sed a un gato que se había quedado encerrado en una casa y que fué al infierno por este motivo.
El Profeta amaba profundamente a los animales y sentía gran compasión por ellos. Claro que había sido guía de caravanas, y los conocía bien. Ya desde joven estuvo entre camellos, caballos, perros, ovejas...animales todos ellos que acostumbran a seguir a los caravaneros.
Es obligatorio para todo buen musulmán, que si tiene que sacrificar a un animal -por ejemplo, en la Fiesta del Cordero- lo haga rápido y bien, de modo que el animal sufra y se estrese lo mínimo. Además, los musulmanes creen que los animales tienen alma y también van al Paraíso. (Esto lo creo yo desde pequeña, y mucho antes de conocer el Islam...)
Segundo: la variedad
Para el musulmán o el grupo de musulmanes, el bien no tiene una sola forma, ni una sola clase, sino que tiene muchas formas y clases, según las necesidades de la gente, y según la capacidad que tiene quien hace el bien.
Para el musulmán o el grupo de musulmanes, el bien no tiene una sola forma, ni una sola clase, sino que tiene muchas formas y clases, según las necesidades de la gente, y según la capacidad que tiene quien hace el bien.
Puede que obre para satisfacer una necesidad material de una persona, como la comida, bebida, ropa, hogar y sanidad, o puede que obre para satisfacer una necesidad inmaterial de una persona, como la enseñanza, la cultura, aprender la religión y también una necesidad psicológica, como dar una alegría a la persona, secar sus lágrimas, calmar su inquietud y preocupación, llenar su alma de confianza en Dios, y expulsar la desesperación de su corazón. El musulmán puede ofrecer el bien a un individuo, a una familia o a la sociedad, este bien, puede ser ofrecido bajo la forma de una cosa concreta o en dinero. El que hace el bien, puede hacer una donación, o prestar una cosa de la que se beneficia un tiempo concreto y después devolvérsela, o le hace un préstamo que puede consumir y después devolverlo.
El bien puede ser bajo la forma de una limosna normal que se da al que la necesita, o puede ser como una limosna continua, renovable, como dedicar algo a una cosa en la cual su fruto esté dedicado al bien. Algunos sabios permitieron dedicación del dinero y yo prefiero esto, para animar y ensanchar el círculo del bien, y no hay impedimento para que esta dedicación sea limitada por un tiempo, como dedicar un millón de dinares durante diez o veinte años.
El bien puede ser también bajo la forma de un socorro temporal y una ayuda individual que satisfaga una necesidad urgente, puede ser un proyecto colectivo, que solucione el problema de un grupo o de la gente de un oficio, o algo parecido, como construirles una fábrica, con el dinero del zakat, que les pertenecerá como socios y trabajarán en ella, o una explotación agrícola colectiva, donde la gente del pueblo, por ejemplo, trabajará su tierra, la sembrará y plantará los árboles.
El bien puede ser también bajo la forma de un socorro temporal y una ayuda individual que satisfaga una necesidad urgente, puede ser un proyecto colectivo, que solucione el problema de un grupo o de la gente de un oficio, o algo parecido, como construirles una fábrica, con el dinero del zakat, que les pertenecerá como socios y trabajarán en ella, o una explotación agrícola colectiva, donde la gente del pueblo, por ejemplo, trabajará su tierra, la sembrará y plantará los árboles.
El bien puede ser dando a los necesitados dinero para gastar, o darles préstamos que les ayudarán a ganar dinero y después lo devolverán con el fruto de su ganancia, durante unos años acordados, no obstante, facilitándoles la devolución. El bien puede ser dando una parte del dinero a la gente necesitada, ya sea poco o mucho y puede ser dedicando, la gente especializada, una parte del tiempo, como el médico, dedicar unas horas cada semana para recibir a los enfermos en el hospital o en la clínica de beneficencia, atendiéndolos gratis, deseando la Faz de Dios, o cobrando muy poco.
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