Alejandro Magno increpaba a un pirata que había capturado echándole en cara su profesión.
-Soy pirata- le respondió- porque no tengo más que un barco. Si tuviera una flota sería un conquistador.
Alejandro le dejó en libertad.
-----
Luis XV de Francia preguntó un día a Caraccioli, embajador de Nápoles en Paris:
-¿Y aquí, en París, hacéis el amor?
-No, señor. Lo compro hecho.
-----
Paracelso, médico , alquimista, químico, filósofo y mago suizo-alemán, tenía muy buen ojo.Vivió a principios del s. XVI. Se cuenta que un día estaba meditando sentado en el pretil de un puente cuando pasó por allí una muchacha.
-Buenas tardes, niña- le dijo Paracelso.
Dos horas más tarde la muchacha estaba de vuelta. Paracelso la miró.
-Buenas tardes, mujer- la saludó.
Con una sola mirada había adivinado lo que había ocurrido en aquel par de horas. Menos que este don no se da en todos los padres. ¡La de disgustos que se llevarían!
-----
No hay comentarios:
Publicar un comentario